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La portada utópica

A menudo se dice que las utopías son inalcanzables. Quizá sí. Pero conviene pensarlas y tratar de acercarse a ellas. Sin utopías este mundo es frío y aburrido. La utopía nos da alas, nos emociona, nos dice que si nos esforzamos, casi todo es posible.
Imagina qué hubiese pensado nuestra bisabuela si le hubiéramos dicho que con una pequeña cajita negra podríamos hacer llamadas, enviar mensajes de texto, tomar fotos, mirar el tiempo y cincuenta cosas más. Todos nos quedamos boquiabiertos hace unos días cuando las noticias anunciaban que Richard Branson está ultimando el prototipo de un aeroplano que podrá cruzar el Atlántico en tres horas, el avión hipersónico. Utópico hace sólo unas décadas, real a finales del año próximo.
Las empresas que dominan los mecanismos de la utopía son mucho más innovadoras. Tienen objetivos mucho más ambiciosos y saben cómo acercarse a ellos sin prisas pero sin pausa.

Hay una técnica muy poderosa que ayuda a pensar de esta forma: la portada utópica. Hay que reunir siete u ocho personas imaginativas y soñadoras y darles materiales para hacer una portada de periódico: papel, tijeras, pegamento, rotuladores de colores, etc. Cuanto más cosas, mejor. Se trata de que, en una hora, confeccionen una portada con una noticia utópica pero a la vez retadora e ilusionante y que, en torno a la idea principal, vayan añadiendo noticias relacionadas.
Veamos algunos ejemplos. Una editorial podría hacer una portada que dijera: “Editroll consigue hacer libros que aguantan solos.” Las noticias relacionadas serían: “Una nueva forma de leer, con la máxima comodidad”, o “Las páginas pasan con la voz.” ¿Se imagina que esto fuera posible? Seguro que algún día lo conseguiremos… Pensemos ahora en una firma de embutidos que hace una portada así: “Los primeros chorizos que rebajan el colesterol.” “Chorizo de primera calidad sin problemas de salud” o “Chorizo vegano.”
No se trata de hacer meros castillos en el aire. La portada utópica sirve para plantear un reto y después tratar de alcanzarlo. Por difíciles que parezcan las cosas, sabemos que la suma de tecnología e ingenio es capaz de conseguirlo casi todo. ¿Qué esperamos entonces? Las empresas que no tienden a la utopía pueden tener los días contados.
Es importante hacer la portada utópica muy atractiva. Debemos elegir la cabecera del diario. El Punt Avui, Times, El País, El Mundo, El Tiempo, El Clarín o Le Monde…. Quizá podemos inventar un diario nuevo, tipo Global News. Hay que seleccionar buenas fotografías o hacer dibujos utópicos para que podamos ver cómo serían las cosas. Hay que hacer buena letra y usar colores y una composición elegante. La portada utópica debe quedar muy bien, debe provocar ganas de seguir trabajando en el tema y de hacer realidad el sueño. A partir de aquí, es necesario que la empresa dedique recursos, tiempo y dinero.
Recordémoslo una vez más: con aburrimiento, rutina y realismo de poca monta no innovaremos nunca ni haremos cosas sorprendentes para nuestros clientes. Hace falta imaginación radical, realismo mágico, ganas de agradar y de sorprender. Las firmas más innovadoras lo tienen claro y dedican una parte importante de su tiempo a trabajar en proyectos aparentemente utópicos y exagerados. Saben que un día u otro conseguirán su objetivo.

 

Artículo publicado en catalán por Diari L’Economic

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