El Decálogo del Creativo VI

Retomamos la serie de 10 post que conforman el Decálogo del Creativo (extraido de mi último libro: “Si funciona, Cámbialo!, escrito con JM Ferrer-Arpí). Espero vuestros comentarios!.
6 . Genere conflictos, pero escuche.
Aunque alguien pueda pensar lo contrario, el conflicto bien entendido es una de las fuentes más importantes de creatividad. Rodéese de gente que piense como usted y la falta de ideas está casi asegurada. Muy a menudo las ideas nacen de la contraposición de pareceres, de visiones antitéticas de la realidad. De hecho, muchas ideas, inventos o productos innovadores han tenido su origen en la resolución espontánea o deliberada de dicotomías creativas. Las célebres agendas Moleskine, por ejemplo, son el resultado de la tensión entre algo estático y tedioso (llevar una agenda) y el gusto por la aventura, el diseño, el dibujo y la vida activa. El universo Moleskine no sólo invita a anotar cosas en la agenda sino a dibujar, trazar esquemas, explorar ciudades y, en definitiva, vivir una experiencia distinta a la de cualquier otra agenda.
Los conflictos pueden ser, casi siempre, oportunidades. Si vivimos el conflicto como un enfrentamiento o como una lucha, la creatividad no saldrá muy beneficiada de la situación. Sin embargo, al comprender que un conflicto puede ser la ocasión de explorar qué hay más allá de dos opiniones contrapuestas, vamos abriendo un espacio para la mezcla y la síntesis. Para convertir los conflictos en oportunidades, eso si, es importante saber escuchar, respetar a la otra parte y construir un espacio para la negociación y el acuerdo: la famosa mentalidad win-win, en la que dos o más partes pueden acabar ganando si son capaces de mantener una mentalidad de abundancia. Le recomendamos, por tanto, que no rehuya las personas que piensan distinto. Al contrario, acérquese a ellas. Contraponga sus argumentos a los del contrario, e intente a partir de ahí mantener un diálogo constructivo que desemboque en una solución que integre ambas perspectivas. Es, en efecto, el famoso pensamiento integrador defendido por algunos autores como Roger Martin o Bryan Mattimore.
Marisol
23 de agosto de 2010 at 21:46 hrs.Hola:
Curiosamente leo el texto y recuerdo algo que escuché ayer relativo a la teoría de la “Suma 0 y la suma -0”. En la Suma 0 no hay ganador ni perdedor sino que todos sacan algo pero no gana nadie. En la suma -0 siempre hay un ganador y un perdedor pero no se incrementa para ninguno su acerbo intelectual ni existencial puesto que el gana, gana con lo que tiene y así se queda, y el que pierde, pierde con lo que tiene y así se queda. Creí entender que es así cuando ayer lo escuché en el programa Redes dedicado a la “ciudad de las ideas”. Ante el conflicto bien llevado, no hay ganador de la idea ni perdedor de la idea sino Suma 0 para ambos. Ante el consentimiento sin polémica o discusión hay una suma -0.
Un saludo
Franc Ponti
24 de agosto de 2010 at 11:40 hrs.Hola Marisol:
Por ahí va la cosa. “Tolerar” no es suficiente. Aceptar emocionalmente lo que el otro dice (aunque no estemos de acuerdo) invita a compartir, a hibridar conocimientos. Esa es una de las claves de la innovación. Suma 0 para ambos.
Franc
Veni Fonfría
25 de agosto de 2010 at 20:06 hrs.Me alegra observar la idea de emocionalidad en la “discusión” para generar un nuevo mapa de posibilidades. Personalmente opino que partiendo de una actitud de “escepticismo” y aceptando que tanto nuestras verdades o afirmaciones como las de la otra parte tiene una notable carga de relatividad, nos predisponemos a un estado de escucha activa que propicie la conexión entre nuevas variables para un pensamiento creativo. Claro está, descartando lo superfluo.
Veni
Marisol
27 de agosto de 2010 at 09:43 hrs.Veni:
De acuerdo. Lo difícil no es quitar de nuestro propio discurso lo superfluo o lo que tiene carga de relatividad. Lo difícil es detectarlo en el de los otros, una vez detectado tolerarlo y entender el por qué existe, después ser lo suficientemente inteligente como para responder al otro evitando esa carga de relatividad que él ha puesto y que nosotros ya sabemos a qué se debe que la ponga (hasta aquí lo que tú llamas “escucha activa”). Después comprender que el otro se ha dado cuenta o no de la relatividad que hemos puesto a su vez en la discusión y esperar que la tolere sin hacer hincapié en ella, y finalmente discutir en términos de emocionalidad sana y constructiva.
Y este proceso a diario, en segundos…si lo pienso racionalmente es prácticamente imposible. Es mejor no pensarlo e ir aprendiendo a que poco a poco sea un proceso natural, casi como el del cerrar y abrir los párpados. Cierto es que he conocido a personas que me ha parecido que este proceso era para ellos coser y cantar. Supongo que no nos queda otra que aprender.
Marisol